¿Qué nos llevamos a la casa nueva?
Piensa en tus necesidades y las de tu familia. No traslades en vano objetos, ropa, muebles o decoración que llevas un tiempo pensando en dejarla de lado. Además, debes tener en cuenta las dimensiones de tu nueva casa, a fin de saber de cuánto espacio dispones para los muebles y electrodomésticos. Asegúrate de que en la nueva cocina la nevera o el lavavajillas tienen su sitio y coinciden las medidas. Por otro lado, no hagas esfuerzos en vano. Elige qué muebles y elementos quieres que se queden contigo y, los demás, dónalos o llévalos a tiendas de segunda mano. Lo importante a la hora de comenzar con una mudanza es controlar y planificar cada etapa, a fin de que no se convierta en una pesadilla.
Ante todo, organización
Una vez hecho el proceso de selección y, una vez decidido qué llevar y qué dejar en el camino, hay otro tema importante por el que preocuparse. Recuerda que, con al menos un mes de antelación, debes llamar a la compañía de la luz, del gas o de Internet. Debes informarles de tu traslado, a fin de que puedan realizar los trámites oportunos para que todo esté listo cuando llegues a tu nueva vivienda. Puede ser muy molesto empezar con costosos trámites cuando ya estamos ubicados en la nueva vivienda. Ahórrate quebraderos de cabeza organizando todo con antelación.
No lo hagas solo, pide ayuda a la familia o amigos
Nada de hacer las cosas solo. Cuantas más manos, más trabajo realizado en menos tiempo. Si te mudas con la familia, organizad equipos y empezad a seleccionar, reservar y embalar. Lo ideal es que tres semanas antes del día de la mudanza, pidáis cajas y elementos de embalaje y protección a la empresa que se encargará del traslado. Así, os aseguraréis de que todo esté listo antes de la fecha señalada, realizaréis cada fase con calma y de mejor humor que si lo hacéis con prisas y corriendo.
No gastes energías en vano: planifica el embalaje
En el momento de comenzar a embalar, una vez que ya hemos seleccionado qué nos llevaremos y qué no, es fundamental realizar este proceso de forma ordenada. Lo mejor es comenzar por una habitación y hasta que no esté lista, no empezar con la siguiente estancia de la casa. Recuerda que aún tienes que vivir algunos días más en la antigua vivienda, por lo que reserva algunas cajas para los elementos de último momento que no puedes embalar todavía. Un consejo muy útil es etiquetar las cajas con colores, a fin de identificar de un vistazo a qué estancia de la nueva casa corresponden los elementos almacenados en dicha caja. Así nos evitaremos abrir una caja tras otra sin identificar dónde está aquello que andábamos buscando. También es importante marcar con un color llamativo si los elementos de dicha caja son “frágiles”.
Algunos consejos sobre el embalaje
No metas las cosas en cajas sin ton ni son. Hay que saber que cada elemento debe embalarse de una forma concreta, sobre todo aquellos que son frágiles o delicados. Por ejemplo, con respecto a la vajilla y la cristalería, es fundamental saber que los platos deben embalarse individualmente con plástico-burbuja y colocarlos en cajas de pie, en vertical, Así son más resistentes a los golpes. Las copas y vasos se recubrirán de plástico-burbuja y de una e una. Los huecos entre ellos, se rellenarán con papel de periódico, para ocupar espacios vacíos entre ellas y protegerlas de choques. Los elementos pesados, como los libros, se colocarán en el fondo de la caja, para mantener la estabilidad de esta, y nunca llenándola al máximo, pues será complicado transportar tanto peso. En cuanto a los muebles, lo mejor es moverlos con mantas viejas, de este modo evitaremos que las patas o los bajos se rompan o deformen. Y, por supuesto, nunca utilizar cinta de embalaje sobre ellos, pues dejará marcas, estropeará la pintura y luego será difícil recuperar la apariencia normal del mueble. La mejor forma de embalar y proteger aparatos electrónicos es con mantas y cuerdas. Las mantas, además de protegerlos del polvo o roces, amortiguaran pequeños golpes. Por último no debemos olvidar la ropa. Lo mejor, en este caso, es guardar la ropa en sacos o bolsas de basura, dobladas y limpia. Si tenemos prendas delicadas, tienes que saber que existen cajas especiales para estos casos, que incorporan barras de colgar.